Ejemplo de teatro: la Comédie-Française (acuarela de A. Meunier, París, siglo XVIII).
El teatro (del griego θέατρον theatrón 'lugar para contemplar') es la rama del arte escénico relacionada con la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas para un escenario, ante un público. El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo.
En adición a la narrativa común, el estilo de diálogo, el teatro también toma otras formas como la ópera, el ballet, la ópera china y la pantomima. 
La mayoría de los estudios consideran que los orígenes del teatro  deben buscarse en la evolución de los rituales mágicos relacionados con  la caza, al igual que las pinturas rupestres,  o la recolección agrícola que, tras la introducción de la música y la  danza, se embocaron en auténticas ceremonias dramáticas donde se rendía  culto a los dioses y se expresaban los principios espirituales de la  comunidad. Este carácter de manifestación sagrada resulta un factor  común a la aparición del teatro en todas las civilizaciones.
África
El teatro africano, entre tradición e historia, se está encauzando actualmente por nuevas vías. Todo predispone en África al teatro. El sentido del ritmo y de la mímica, la afición por la palabra y la verborrea son cualidades que todos los africanos comparten en mayor o menor medida y que hacen de ellos actores  natos. La vida cotidiana de los africanos transcurre al ritmo de  variadas ceremonias, rituales o religiosas, concebidas y vividas  generalmente como verdaderos espectáculos. No obstante, aunque África ha  conocido desde siempre este tipo de ceremonias, cabe preguntarse si se  trataba realmente de teatro; a los ojos de muchos, estos espectáculos  están demasiado cargados de significado religioso para que puedan  considerarse como tal. Otros estiman que los tipos de teatro africanos  guardan cierto parecido, como en otros tiempos la tragedia griega, como  un preteatro que nunca llegara totalmente a ser teatro si no se desacraliza.  La fuerza y las posibilidades de supervivencia del teatro negro  residirán, por lo tanto, en su capacidad para conservar su  especificidad. en el África independiente está tomando forma un nuevo  teatro.
Nuevo Teatro: Se trata de un teatro comprometido, incluso militante, concebido para defender la identidad de un pueblo que ha logrado su independencia.
Teatro de Vanguardia: Se orienta actualmente hacia una investigación sobre el papel de actor, próxima a la de Jerzy Grotowski y su teatro laboratorio. Así, en Libreville, Gabón, se formó en 1970 un teatro vanguardista  que realizó dos espectáculos que dejaron una huella perdurable en las  jóvenes generaciones de comediantes. Otra vía de investigación es el  teatro de silencio, creado por François Rosira, cuyo fin era realizar espectáculos en los que el canto, el recitado, la música y el baile se complementen en perfecta armonía.
Antiguo Egipto
En Antiguo Egipto, a mediados del segundo milenio antes de la edad cristiana, se representaban ya dramas acerca de la muerte y resurrección de Osiris. Se comienza el teatro por medio de máscaras y dramatizaciones con ellas.
Grecia y Roma
Las raíces en ritos órficos y en los festivales celebrados para Dioniso, donde se llevaban a cabo las escenificaciones de la vida de los dioses acompañadas de danzas y cantos (Ditirambos).  Más tarde comenzaron las primeras representaciones ya propiamente  dramáticas, ejecutadas en las plazas de los pueblos por compañías que  incluían solo un actor y un coro. A fines del Siglo VI a.C alcanzó extraordinaria celebridad el legendario poeta e intérprete Tespis, en cuyo honor la frase el carro de Tespis alude, aún hoy, al conjunto del mundo del teatro.
El teatro griego surge tras la evolución de las artes y ceremonias  griegas como la fiesta de la vendimia (ofrecida a Dionisios) donde los  jóvenes iban danzando y cantando hacia el templo del dios, a ofrecerle  las mejores vides. Luego un joven que resaltó entre el grupo de jóvenes  se transformó en el Corifeo o maestro del coro, quien dirigió al grupo. Con el tiempo aparecieron el bardo y el rapsoda, que eran recitadores.
En el curso del siglo V a. C., durante la edad clásica de Grecia, se establecieron los modelos tradicionales de la tragedia y la comedia, y los dramaturgos Esquilo y Sófocles  añadieron respectivamente un segundo y tercer actor a la acción, lo que  dio a ésta una complejidad que hacía necesaria la creación de mayores  escenarios. Para ello se erigieron grandes teatros de piedra, entre los  que cabe citar el aún conservado de Epidauro en el siglo V a. C., capaz de albergar unas 12.000 personas, y el de Dioniso, en Atenas,  en el siglo IV A.C. Su construcción se realizaba mediante el  aprovechamiento de las faldas de una colina, donde se disponían en forma  semicircular las gradas que rodeaban la orquestra, espacio circular en el que se efectuaba la mayor parte de de la representación. Tras la orquestra se levantaba una edificación llamada skené,  escena, destinada a que los actores cambiaran su vestimenta. Delante de  ella se levantaba una pared columnada, el proscenio, que podía sostener  superficies pintadas que evocaban el lugar de la acción. Estos  decorados, junto con las túnicas y máscaras empleadas por los actores y  algunas máquinas rudimentarias, constituían todo el aparato escénico.
Las representaciones del teatro griego se hacían al aire libre,  contaba con coro (dirigido por el Corifeo o maestro del coro) que  cantaba [el coro] y danzaba en torno a un altar. En el teatro griego se  representaban dos tipos de obras: la tragedia, obra dramática de final  desgraciado que trataba de temas de leyendas heroicas y utilizaba,  oportunamente, a los dioses para su final, y la comedia satírica, que  criticaba humorísticamente a políticos y a las obras e incurrían en una  mímica iniciada por un coro de sátiros, y comedias que tenían por tema  asuntos de la vida cotidiana; todas estaban escritas en verso y  utilizaban máscaras.
Teatro romano
Los teatros romanos heredaron los rasgos fundamentales de los  griegos, si bien introdujeron ciertos elementos distintivos. Construidos  inicialmente en madera, sólo en el año 52 a. C. Pompeyo, erigió en Roma  el primero en piedra. A diferencia de sus modelos helénicos, se  levantaban sobre el suelo plano y poseían varias plantas erigidas en  mampostería. Con objeto de mejorar la acústica, los arquitectos romanos  redujeron la orquestra a un semicírculo, y los espectáculos se  presentaban sobre una plataforma, el pulpitum, levantada delante de la antigua skene que constituye el origen de los modernos escenarios. La frons scaenae era una fachada monumental de varios pisos, que servía de fondo de escenario. El graderío (cávea) se divide en 3 partes: Ima, media y suma  , ubicándose la primera en la zona inferior donde se sentaban los  senadores y la clase dirigente; quedando asentados en la superior las  mujeres y los esclavos y en la media el pueblo llano. El conjunto podía  cubrirse con un velum. Roma optó también por la comedia, ya que éstos tomaron el teatro como una manera de divertirse o entretenerse.
Civilizaciones americanas
En las culturas americanas prehispánicas el teatro llegó a adquirir un notable desarrollo, particularmente entre los mayas, una de las obras más representativas del teatro maya es el drama quiche Rabinal Achí el teatro maya se hallaba parcialmente vinculado a los ciclos agrícolas y a la épica de sus eventos históricos, y entre los aztecas e Incas,  sociedades que en correspondencia con su estructura teocrática dieron a  sus actividades teatrales un matiz eminentemente guerrero y religioso.
Civilizaciones orientales
Las manifestaciones dramáticas en Asia se remontan a épocas antiquísimas. En China se practicaban ya, bajo la forma de poemas escenificados, a fines del segundo milenio antes de la era cristiana. En la India su aparición fue posterior, mas el hecho de que en el Mahabhárata,  poema épico que adquirió su forma definitiva hacia el siglo IV a. C.,  se mencione específicamente este arte revela la existencia de remotas  formas teatrales relacionadas con las creencias védicas. El carácter  marcadamente ritual y simbólico del teatro oriental que determinó un  protagonismo de la música y la danza muy superior a la occidental, marcó  asimismo en Japón, el desarrollo del teatro 能, en español llamado Nō surgido en el siglo XV, del que dos centurias más tarde brotó el 歌舞伎 o kabuki,  el más popular, y basado sobre todo en la capacidad de los intérpretes,  y en la apelación a los sentidos antes que al intelecto.
Edad Media europea
Tras siglos de olvido, la recuperación del teatro en Occidente tuvo principal apoyo en el clero, que lo empleó con fines didácticos. Así, desde el siglo XI, fue habitual la representación en las iglesias de misterios y moralidades, cuyo objeto era presentar de forma sencilla la doctrina cristiana a los fieles. A fin de facilitar la comprensión, el latín cedió paso paulatinamente a las lenguas vernáculas, y en los siglos XIII y XIV, tanto las piezas religiosas como las florecientes farsas profanas comenzaron a representarse.
Renacimiento
La eclosión del Renacimiento en Italia  tuvo consecuencias decisivas sobre la evolución del teatro, pues, al  surgir una producción dramática de carácter culto, inspirada en los  modelos clásicos y destinada a las clases aristocráticas, se generalizó  en el transcurso del siglo XVI la construcción de salas cubiertas y  dotadas de mayores comodidades.
Teatro en Italia
Como primero de los teatros modernos suele citarse el Olímpico de Vicenza, diseñado por Andrea Palladio y finalizado en 1585,  que constituía una versión de los modelos romanos y presentaba, al  fondo del escenario, una perspectiva tridimensional con vistas urbanas.  El modelo clásico del teatro italiano, vigente en muchos aspectos, fue  no obstante el teatro Farnese de Parma, erigido en 1618,  cuya estructura incluía el escenario, enmarcado por un arco proscenio y  separado del público por un telón, y una platea en forma de herradura  rodeada por varios pisos de galerías. Durante este tiempo se desarrolló  también en Italia una forma de teatro popular, la comedia del arte, que con su énfasis en la libertad de improvisación del actor dio un gran avance a la técnica interpretativa.
Inglaterra: el teatro isabelino
Muy diferentes fueron los teatros erigidos en Inglaterra durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, época de excepcional esplendor del género dramático, entre los que se destacó el londinense The Globe donde presentaba sus obras William Shakespeare.  Carentes de techo y construidos de madera, su rasgo más característico  era el escenario elevado rectangular, en torno al cual el público  rodeaba a los actores por tres lados, mientras las galerías se  reservaban para la nobleza.
España: los corrales de comedias
En España, y en la misma época que el teatro Isabelino en Inglaterra  (siglos XVI y XVII) se crean instalaciones fijas para el teatro al aire  libre denominadas Corrales de Comedias, con las que guardan similitudes constructivas. A diferencia del caso inglés, en España si han pervivido algunos ejemplos de estas edificaciones. Exponentes de esta época son los autores Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, claros exponentes del importante Siglo de Oro español.
Barroco y neoclasicismo
El transcurso de los siglos XVII y XVIII dio lugar a un gran enriquecimiento de la escenografía. La recuperación por parte del drama  clásico francés de la regla de las tres unidades —acción, tiempo y  lugar— hizo innecesaria la simultaneidad de decorados, con lo que se  empleó sólo uno en cada acto, y pronto se generalizó la costumbre de  cambiarlos en los entreactos. Posteriormente, la creciente popularidad  de la ópera,  que requería varios montajes, favoreció el desarrollo de máquinas  perfeccionadas que dieran mayor apariencia de veracidad a efectos tales  como: la desaparición de actores y la simulación de vuelos —las llamadas  "glorias", por ejemplo hacían posible el descenso de las alturas del  escenario de una nube que portaba a los cantantes. El teatro de la Scala de Milán, finalizado en 1778,  constituye un ejemplo de las grandes dimensiones que eran precisas para  albergar tanto al público como a la tramoya y al aparata escénico.
Teatro moderno
Durante la mayor parte del siglo XIX las ideas arquitectónicas y  escenográficas se mantuvieron en esencia inalterables, si bien las  exigencias de libertad creativa iniciadas por los autores románticos  condujeron a fines de la centuria a un replanteamiento general del arte  dramático en sus diversos aspectos.
Fundamental en este sentido fue la construcción del monumental Festspielhaus de Bayreuth, Alemania, erigido en 1876 de acuerdo con las instrucciones del compositor Richard Wagner,  que constituyó la primera ruptura respecto a los modelos italianos. Su  diseño en abanico, con la platea escalonada, el oscurecimiento del  auditorio durante su representación y la ubicación de la orquesta en un  pequeño foso, eran elementos concebidos para centrar la atención de los  espectadores sobre la acción y abolir en lo posible la separación entre  escenario y público.
Esta exigencia de integración entre el marco arquitectónico, la escenografía  y la representación fue acentuada en los últimos decenios del siglo XIX  y primeros del XX por la creciente importancia concedida a la figura  del director gracias a personalidades como el alemán Max Reinhardt, autor de espectaculares montajes, el francés André Antoine, adalid del naturalismo, el ruso Konstantín Stanislavski, director y actor cuyo método de interpretación ejercería gran influencia sobre el teatro moderno, o el escenógrafo británico Edward Gordon Craig, que en su defensa de un teatro poético y estilizado abogó por la creación de escenarios más sencillos y dúctiles.
La aparición del teatro moderno, pues, se caracterizó por su absoluta  libertad de planteamiento mediante el diálogo con formas tradicionales y  las nuevas posibilidades técnicas darían lugar a una singular  transformación del arte teatral. En el campo del diseño arquitectónico y  escenográfico las mayores innovaciones se debieron al desarrollo de  nueva maquinaria y al auge adquirido por el arte de la iluminación,  circunstancias que permitieron la creación de escenarios dotados de  mayor plasticidad (circulares, móviles, transformables, etc.) y  liberaron al teatro de la apariencia pictórica proporcionada por la  estructura clásica del arco del proscenio.
Elementos básicos
El teatro como se ha podido observar, constituye un todo orgánico del  que sus diferentes elementos forman una parte indisoluble. Esos  elementos, no obstante, poseen cada uno características y leyes propias  y, en función de la época, de la personalidad del director o de otras  circunstancias, es habitual que se conceda a unos u otros mayor  relevancia dentro del conjunto.estos elementos son:
Texto
Las obras dramáticas se escriben en diálogos y en primera persona, en el que existe las acciones que van entre paréntesis, (llamado lenguaje acotacional)
En la tradición occidental, el texto,  la obra dramática, se ha considerado siempre la pieza esencial del  teatro, llamado "el arte de la palabra". Dado que, de forma más  matizada, esta orientación predomina también en las culturas orientales,  cabe cuando menos admitir como justificada tal primacía. A este  respecto deben hacerse, no obstante, dos consideraciones: en primer  lugar, el texto no agota el hecho teatral, pues una obra dramática no es  teatro hasta que se representa, lo que implica como mínimo el elemento  de la actuación; en segundo lugar, son numerosas las formas dramáticas  arcaicas y los espectáculos modernos que prescinden por completo de la  palabra o la subordinan a elementos cual la mímica, la expresión corporal, la danza, la música, el despliegue escénico.
El hecho de que la obra sólo adquiera plena vigencia en la  representación determina además el carácter distintivo de la escritura  dramática respecto a otros géneros literarios. La mayoría de los grandes  dramaturgos de todos los tiempos, desde los clásicos griegos al inglés William Shakespeare, el francés Molière, el español Pedro Calderón de la Barca o el alemán Bertolt Brecht,  basaron sus creaciones en un conocimiento directo y profundo de los  recursos escénicos e interpretativos y en una sabia utilización de sus  posibilidades.
Dirección
La personalidad del director como artista creativo por derecho propio  sólo se consolidó, según se apuntó anteriormente, a fines del siglo  XIX. Su figura, de cualquier forma, había existido siempre, en cuanto  responsable de la coordinación de los elementos que representan, desde  la escenografía a la interpretación. A él corresponde, en definitiva,  convertir el texto, si existe, en teatro, por medio de los  procedimientos que juzgue precisos. para inducir a la reflexión por los  alemanes Bertolt Brecht y Erwin Piscator o el ascetismo del polaco Jerzy Grotowski
Actuación
Las técnicas de actuación  han variado enormemente a lo largo de la historia y no siempre de  manera uniforme. En el teatro occidental clásico, por ejemplo los  grandes actores, los "monstruos sagrados", tendían a enfatizar las  emociones con objeto de destacar el contenido de la obra, en la comedia del arte el intérprete dejaba rienda suelta a su instinto; los actores japoneses del Nō y kabuki,  hacen patentes determinados estados de ánimo por medio de gestos  simbólicos, bien de gran sutileza o deliberadamente exagerados.
En el teatro moderno se ha impuesto por lo general la orientación  naturalista, en que el actor por medio de adquisición de técnicas  corporales y psicológicas y del estudio de sí mismo y del personaje,  procura recrear en escena la personalidad de éste. Tal opción,  evolucionada en sus rasgos fundamentales a partir de las enseñanzas del  ruso Konstantín Stanislavski  y muy extendida en el ámbito cinematográfico, no es desde luego la  única y en último extremo la elección de un estilo interpretativo  depende de características del espectáculo y de las indicaciones del  director.
Sin embargo, actualmente, a inicios del siglo XXI, la actuación  teatral con tendencia naturalista está siendo replanteada seriamente. La  teatralidad contemporánea requiere una crítica del naturalismo como  simple reproducción del comportamiento humano, pero sin lazos con su  entorno. Actualmente ha habido grandes transformaciones del trabajo de Stanislavski siendo las más importantes Antonin Artaud, Jerzy Grotowsky Étienne Decroux y Eugenio Barba. Estas técnicas, llamadas actualmente extracotidianas implican una compleja síntesis de los signos escénicos.
Otros elementos
El balcón de Julieta, en Verona, de la obra creada por Shakespeare.
De forma estricta, se entiende por decorado al ambiente en que se  desarrolla una representación dramática, y por escenografía, al arte de  crear los decorados. Hoy en día, tiende a introducirse en el concepto de  "aparato escenográfico" a todos los elementos que permiten la creación  de ese ambiente, entre los que cabría destacar fundamentalmente a la  maquinaria o tramoya y la iluminación.
En la antigüedad, la escenografía se hallaba condicionada a  limitaciones técnicas y arquitectónicas, circunstancia que se mantuvo  durante toda la Edad Media. Fue ya a fines del Renacimiento  y, sobre todo, durante los siglos XVII y XVIII, cuando la escenografía  comenzó a adquirir realce, gracias al perfeccionamiento de la  perspectiva pictórica, que permitió dotar de mayor apariencia de  profundidad al decorado, y posteriormente al desarrollo de la maquinaria  teatral. En el siglo XIX, con la introducción del drama realista, el  decorado se convirtió en el elemento básico de la representación. El  descubrimiento de la luz eléctrica, en fin, dio pie al auge de la  iluminación. Las candilejas, que en principio eran un elemento accesorio, se consideran poéticamente un símbolo del arte teatral.
Estrechamente vinculado con la concepción escénica, se ha hallado siempre el vestuario. En el teatro griego, la tosquedad de los decorados se compensaba por medio de máscaras —trágicas o cómicas— y las túnicas estilizadas de los actores, cuyo objeto era de resaltar el carácter arquetípico de los personajes. Durante el Barroco y el Neoclasicismo adquirieron importancia el maquillaje y el vestuario, si bien éste se empleó a menudo de forma anacrónica —se representaba por ejemplo una obra ambientada en Roma con ropajes franceses del siglo XVII hasta la aparición del realismo. En la actualidad, la elección del vestuario no es sino un elemento más dentro de la concepción general del montaje.